Me falta el aire, corazón. Me faltas tú aquí, ahora, y me pesa en lo más profundo tener que cargar todos mis abrazos que ahora son tuyos hasta que coincidamos frente a frente, lado a lado, para entregártelos. Para que me rodees, estrujes con ternura mi torso y beses mi cabello mientras yo ahogo una lágrima en las cuencas de mis ojos. Con abrazos he llorado de miedo, de pena, de dolor, de muerte, pero nunca de felicidad. Nunca hasta ahora.

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