Desvaríos ligeros y otros más profundos

23 de agosto de 2012

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Puede que peque de soberbia, ¿pero qué es es amor a nosotros mismos sino una pequeña soberbia? Allí donde tú podrías no ver nada, están muy bien guardadas virtudes y debilidades. Nuestras virtudes han de cubrir todo lo que de vez en cuando nos descubrimos en la soledad de nuestras habitaciones: esas manías, fobias,  fijaciones y tanto que nos puede provocar aversión, pueden resultarles encantadoras a quien menos lo hubiésemos pensado.

Hace poco me dijeron que el encanto todos lo perciben por igual y yo, sinceramente, discrepo. Me he sentido diferente desde que tengo uso de razón y mi comodidad con ello a muchos les parecía desconcertante. Me gusta lo único, lo que nadie más tiene, lo que pocos podemos ver en alguien más. ¿Cuál es la gracia de la belleza si para todos es la misma? No hay esfuerzo si no encontramos la belleza peculiar. La magia del humor, unos ojos cansados de tanto leer, una marca de nacimiento, una pequeña cicatriz... Y tantas otras cositas que cautivan están reservadas solo para aquellas almas dispuestas a sacar lo bueno de todo con mucha piedad. Esos son sentimientos verdaderamente tiernos.

Yo no creo ser precisamente el epítome de lo bello y lo bueno, pero, creo que en medio de mis confusiones tengo mucho por dar.

 Y pienso que las cosas funcionan mejor si sabes quererte.

Gracias.