Desvaríos ligeros y otros más profundos

14 de noviembre de 2012

Madrugada

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Eran casi las dos de la mañana. Sí, una de esas madrugadas en las que tus padres se quedan dormidos de tanto pedirte que apagues la computadora y tú, obviamente, con una sonrisa de alivio, aprovechas la vastedad de ese universo llamado Internet. A veces una no debe meter las narices a donde no la han invitado y eso me pasó aquel día, cuando el ambiente era el ideal para que no fuera un sábado más -de hecho, ya era domingo, pero aún formaba parte de mi primer día libre en la semana- y no pensaba irme a dormir sin haber  hecho algo por gusto y no por deber, como los mil informes que acababa de terminar. Allí estaba yo, en el sofá, leyendo cuanto artículo se cruzara en mi camino, o al menos, cuanto cruzara por mi campo visual: de link en link. Ocurre que tengo una fascinación increíble por cosas que no puedo explicar, pero de la mano con esta obsesión, camina mi susceptibilidad. Paradójico, ¿no? ¿Enfermizo? No tanto.

La web a esas horas suele cambiar y yo no quería toparme con nada que me impidiese dormir por semanas enteras, pero empecé a ¿infiltrarme? Lo llamaría así si el acceso me hubiera sido restringido, mas la tuve fácil. Sé de la existencia de esa muchacha desde hace no más de dos meses y su hermetismo combinado con la dosis exacta de siempre saber qué decir y nada más que eso me sorprendían. "Ojalá se me ocurrieran alguna vez cosas así", pensé en algún momento, así que emprendí mi búsqueda de más. De esta manera, con la ayuda del efectivo Google descubrí una página enteramente dedicada a lamentos y peticiones en nombre del alma de la chica, con fotos y todo, maldiciendo a quienes habían acabado con su vida brutalmente. La página dedicada a ella era del año pasado... y su blog se actualiza cada semana. "¡Ah!, ¡Dios, Dios, Dios!", exhalé y sentí escalofríos, "¿En qué me he metido?". Hasta me pareció que algo se movía en el piso de arriba. Pensé en miles de posibilidades y aunque mi espalda suplicaba por un buen descanso, me costó trabajo quedarme dormida. Cualquiera sea la verdadera historia, no me devolverá mi noche de sueño.