Mi racionalidad de nada le sirve a mis glándulas lacrimales. Tras un par de pasos las piernas me comienzan a temblar a veces. Solo a veces. Debe ser el frío.
Veinteañera sin fracturas ni operaciones, noctámbula como muchos, fanática del queso, maniática de la Internet, idealista que suele ponerse surrealista y penúltima romántica. Creé este blog porque quería ser escritora y para abrir mi cabeza y no ahogarme allí. No me hago la interesante.